No ha transcurrido mes y medio desde que el presidente Luis Abinader retornara de Guyana, donde desarrolló una intensa y fructífera agenda de trabajo, y de la reunión de los países miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom) en Bahamas, cuando de nuevo emprende vuelo, esta vez hacia Bruselas, a la cumbre Unión Europea-Celac, escenario ideal para acercarnos al viejo continente.
Aunque suceda frecuentemente, toda travesía de esta índole es beneficiosa para el país, porque fomenta una política exterior que abre fronteras al comercio y desarrollo económico y a temas fundamentales, como el migratorio y la promoción de valores democráticos.
Además, la población ha tomado conciencia de que los viajes de sus gobernantes al extranjero resultan de provecho, superados aquellos días en los que Hipólito Mejía se mofaba de Leonel (1996-2000) dizque porque no se apeaba de un avión, pero él paradójicamente durante su período (2000-2004), lo superó en horas de vuelo.
Más que resaltar el número, habría que poner atención en lo que se trae en la alforja.
Sobraría en este viaje pontificar sobre la ventaja del diálogo y la asociación de cooperación estratégica entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), en una coyuntura ideal en la que Europa se ve precisada a diversificar muchas de sus fuentes de abastecimiento, y el gran mercado que representa esa parte del mundo para nuestra región.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al destacar que la alianza estratégica de la UE-Celac es hoy más importante que nunca, adelantó que entre los temas en agenda de la cumbre que se celebrará lunes y martes de la próxima semana, figura reforzar los vínculos comerciales comunes, ejecutar la estrategia de inversión de Global Gateway, combatir las desigualdades y sumar fuerzas en pro de la justicia, la seguridad ciudadana y la lucha contra la delincuencia organizada transnacional.
Por eso, mientras se trate de periplos internacionales para la coordinación multilateral, fortalecer la agenda de acuerdos comerciales y de cooperación bilateral de República Dominicana con otros países, hay que alentar esos viajes presidenciales.
Y más cuando se trate encuentros cuyos protagonistas sean los países de nuestra propia región, que en sí mismos constituyen escenarios para una efectiva integración de los pueblos latinoamericanos y del Caribe.
Vaya a Bruselas presidente, y vuelva con cosas buenas. l
fuenteelcaribe.com