El programa de medicamentos de alto costo del Ministerio de Salud Pública es la muestra más evidente de cómo un organismo estatal se ocupa de las personas cuyas afecciones requieren medicinas que sobrepasan por mucho sus capacidades adquisitivas.
Sin embargo, se ha creado una nebulosa desde que la Dirección de Compras y Contrataciones lo considerara insostenible por su elevado monto e insinuara que sean las Aseguradoras de Riesgos de Salud las que asumieron esos tratamientos.
Es un planteamiento que resulta difícil de asimilar, porque sin una decisiva incursión del Estado, con todo y su supuesta insostenibilidad, el programa, que tiene un elevado componente social y de solidaridad, resultaría muy gravoso para cualquier mortal.
Nada más, para comprobarlo, habría que seguir el curso de respectivas crónicas publicadas en este periódico el lunes y martes de esta semana con personas de condición humilde, con enfermedades que requieren de tratamientos prohibitivos para sus ingresos, pero que pueden acceder gratuitamente a sus medicamentos.
Es el caso, a modo de ejemplo, de Dalia Michel, nativa de La Romana, que fue operada de las mamas, pero las células cancerosas atacaron otros órganos y tejidos, y se alojaron en sus pulmones y huesos. Su tratamiento es altamente costoso, tanto que si devengara un salario mínimo de RD$12,900, del sector no sectorizado, tendría que trabajar por tres años consecutivos solo para cubrir los fármacos de tres meses.
En muchos de los casos se trata de personas cuyos requerimientos sobrepasan, en ocasiones, los 17 millones de pesos al año y que al recibir sus medicamentos prolongan su esperanza de vida.
No hay vueltas flojas ni pueden existir dudas con el mantenimiento pleno de un programa del que si bien se presentan quejas periódicas de que tarda en aceptar la inclusión de enfermos, e incluso de que algunos han fallecido, el hecho de que en los últimos tres años la cantidad de beneficiarios pasara de 5,787 pacientes a 16,540, habla por sí solo de su efectividad y dinamismo.Pese a críticas, a los ruidos recientes y a problemas burocráticos, el Programa de Medicamentos de Alto Costo representa un enorme alivio para los sectores más vulnerables y merece el mayor de los reconocimientos y apoyos, porque es un compromiso con la vida, un programa que salva vidas.
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