Miles de palestinos huyeron el lunes de los combates en Ciudad de Gaza, donde el ejército israelí desplegó tanques y emitió nuevas órdenes de evacuación, en un momento en el que los esfuerzos diplomáticos se intensifican de cara a una eventual tregua.
Nueve meses después del inicio de la guerra en la Franja de Gaza entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás, se celebrarán nuevas discusiones de cara a una tregua esta semana en Catar y Egipto, dos de los países mediadores en el conflicto junto con Estados Unidos.
Los combates continuaron el lunes en el territorio palestino, donde los tanques israelíes asaltaron, con apoyo aéreo, varios barrios de Ciudad de Gaza, en el norte.
Miles de habitantes tuvieron que huir, indicaron testigos y la Defensa Civil, a pie o a bordo de carretas, llevando consigo algunas pertenencias, entre las ruinas y bajo los bombardeos incesantes de los drones israelíes.
El ejército israelí emitió nuevas órdenes de evacuación por tercera vez desde el 27 de junio, en esta ocasión en el centro de la ciudad, tras los primeros llamados a evacuar en el barrio de Shujaiya, en el este.
El ejército anunció que había «iniciado una operación antiterroristas» en Ciudad de Gaza, en especial alrededor del edificio de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
Dijo además que atacó la noche del lunes a «terroristas» que según el ejército estaban encubiertos en «las estructuras de una escuela en la zona de Nuseirat», en el centro de Gaza.
«VIVIR ENTRE LAS RUINAS»
«¿Adónde vamos?», se preguntaba Abdullah Khammash. «Nos dicen de abandonar este lugar por otro, y después vienen hacia nosotros», agregó.
«A las tres de la mañana nos fuimos, hemos dormido en la calle. Ahora, vamos a volver a vivir entre las ruinas», declaró este palestino.
Hubo «decenas» de muertos y heridos en algunos barrios, según la Defensa Civil, que precisó que no pudo darles asistencia debido a la intensidad de los disparos.
Los cerca de 2.4 millones de habitantes de la Franja de Gaza sufren el asedio de Israel, con escasez de agua y comida, y más del 80% se vio obligado a desplazarse, según la ONU.
En el barrio de Shujaiya, «decenas de terroristas fueron eliminados», indicó el ejército israelí.
En Rafah, en el extremo sur, en la frontera con Egipto, se «eliminó a más de 30 terroristas» y se bombardearon sitios de lanzamiento de cohetes en Jan Yunis, añadió.
El ejército lanzó una ofensiva terrestre el 7 de mayo en Rafah, presentada como la última etapa de la guerra contra Hamás. Pero desde entonces el ejército se enfrenta a un resurgimiento del movimiento en regiones que afirmaba controlar, especialmente en el norte.
Parte de los desplazados se dirigen a Deir al Balah, en el centro, donde la situación humanitaria está empeorando, advirtió el lunes Maysa Saleh, de la oenegé Norwegian Refugee Council, tras regresar de una misión allí.
La guerra estalló el 7 de octubre, cuando comandos islamistas mataron a 1,195 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a 251 en el sur de Israel, según un recuento de la AFP basado en datos oficiales israelíes.
El ejército israelí estima que 116 personas permanecen cautivas en Gaza, 42 de las cuales habrían muerto.
En respuesta al ataque, Israel lanzó una ofensiva en el territorio palestino que ha matado a 38,193 personas, también civiles en su mayor parte, según el Ministerio de Salud de Gaza, gobernada por Hamás desde 2007.
«PUNTO DE PARTIDA»
Tras meses de negociaciones indirectas sin resultados, el miércoles comenzará «muy probablemente» una nueva ronda de conversaciones en vistas a una tregua y a la liberación de los rehenes, con la participación de los tres países mediadores, según una fuente palestina.
Los jefes de la CIA, William Burns, y de los servicios de inteligencia israelíes (Mosad), David Barnea, viajarán a Doha el miércoles para reunirse con el primer ministro de Qatar, Mohamed bin Abdelrahman Al Thani, según una fuente próxima a las negociaciones.
Un medio egipcio afirmó que delegaciones israelí y estadounidense también viajarán a El Cairo.
Un alto responsable de Hamás indicó el domingo que su movimiento ya no exigía un alto el fuego permanente antes de iniciar negociaciones.
La oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que «cualquier acuerdo permitiría a Israel regresar y luchar hasta que se alcancen todos los objetivos de la guerra», es decir la destrucción de Hamás y la liberación de todos los rehenes.
Hamás acusó el lunes a Netanyahu de entorpecer las negociaciones y crear «nuevos obstáculos».
Su líder político, Ismail Haniyeh, advirtió a los mediadores de que «las masacres, asesinatos y desplazamientos» en Ciudad de Gaza y las «consecuencias catastróficas» de los acontecimientos actuales podrían «devolver las negociaciones al punto de partida», según un comunicado del movimiento.
La guerra amenaza por otra parte con extenderse a Líbano, vecino de Israel, tras una intensificación de los disparos entre el ejército israelí y el movimiento islamista libanés Hezbolá, aliado de Hamás.
El ejército indicó el lunes que había «eliminado» a un responsable de Hezbolá en un ataque en el sur de Líbano. El movimiento islamista confirmó esta muerte.