Roma, (EFE).- La crisis del grano por la guerra de Ucrania ha centrado esta semana la celebración de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre «Sistemas Alimentarios +2», que se clausuró hoy con nuevas peticiones para que Rusia retome los acuerdos del Mar Negro, que permitían la exportación de cereales y fertilizantes.
La vicesecretaria general de las Naciones Unidas, Amina Mohammed, rogó «esfuerzos concretos en el día a día para hacer que los sistemas alimentarios funcionen para todos», durante su discurso de clausura pronunciado en la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cuya sede se encuentra en Roma.
«Los más vulnerables pagarán un alto precio y ya estamos viendo los efectos negativos», denunció el jefe de Naciones Unidas, para quien Rusia y Ucrania son países «esenciales para la seguridad alimentaria mundial».
En este contexto, la ONU presentó hoy un documento titulado «llamada a la acción» para mejorar las cadenas de suministro y los sistemas de producción alimentaria, muy afectados por las crisis derivadas de la pandemia del coronavirus y la guerra de Ucrania, que han tenido «un efecto dramático»
«Los precios han aumentado como resultado de la inflación, el espacio fiscal se ha reducido y las cadenas de suministro se están fragmentando», señala el escrito impulsado por Guterres.
Según los datos de la ONU, 258 millones de personas en 58 países diferentes sufrieron inseguridad alimentaria aguda en 2022, un aumento del 34 % respecto al año precedente, y de seguir esta tendencia, en 2030 unos 600 millones de personas pasarán hambre, lo que representa al 7 % de la población.
«Además, los sistemas alimentarios actuales contaminan y degradan el suelo, el agua y el aire, contribuyen al 28 % de los gases de efecto invernadero, son responsables de hasta el 80 % de la pérdida de biodiversidad y representan hasta el 70 % del uso de agua dulce», añade el escrito.
Para hacer frente a la emergencia, la ONU estima que se debe hacer una inversión de un mínimo 15 mil millones de dólares, centrada en particular en los países africanos «donde el hambre es el doble del promedio mundial».