El asesinato de niños por parte de Israel en la Franja de Gaza es horripilante. Unicef, la agencia de Naciones Unidas para la infancia, denuncia que más de 420 niños mueren o resultan heridos cada día desde que comenzó la guerra, y la organización Save the Children señala: “Cada 10 minutos muere un niño en medio del conflicto”.
Para dar una idea de esta matanza, que según António Guterres, secretario general de la ONU, equivale a un “sufrimiento humano épico”, en poco más de un mes los más de cuatro mil infantes muertos en Gaza sobrepasan el número anual de niños asesinados en zonas de conflicto del mundo desde 2019.
No hay comparación. En la guerra entre dos ejércitos regulares en Ucrania, los niños muertos en casi 21 meses, según cifras del Departamento de Asuntos Políticos y Consolidación de la Paz de la ONU, suman aproximadamente 1,500.
La desproporción es abismal. Más de 4,000 niños muertos en cinco semanas en Gaza, al combatir a una banda terrorista que ni siquiera es un ejército, y 1,500 niños en casi dos años en Ucrania, en una guerra regular entre dos ejércitos superequipados.
Hasta en la guerra hay reglas de protección a los civiles, especialmente niños, niñas y mujeres, que ya son más de 2,600 las muertas en Gaza.
Con estas odiosas similitudes no existen intenciones de pasar por alto ni restar valor a las cifras de muertes en Israel, que superan 1,500 personas, según cifras oficiales, y que la OMS ha documentado en 25 ataques de Hamás a centros de salud israelíes. Pero al voltear la página vemos que la misma OMS condena 250 ataques contra hospitales, clínicas o ambulancias, en Gaza y en Cisjordania.
No se puede mirar para otro lado ni entrar en el rejuego geopolítico de países grandes y pequeños que se acusan o guardan un silencio cómplice con poses simuladoras, mientras Tedros Ghebreyesus, director de la OMS, denunciaba el viernes en el Consejo de Seguridad de la ONU: “El sistema de salud en Gaza está de rodillas, con hospitales abarrotados de heridos, enfermos o moribundos; morgues atestadas; operaciones sin anestesia y decenas de miles de gazatíes desplazados y refugiados en los hospitales”.
El papa Francisco, y cada vez más líderes internacionales, exigen un alto el fuego en Gaza, un reclamo que todo el mundo tendría que apoyar.
agencia.