Fechado el viernes 10 de mayo, a tan solo nueve días para las elecciones presidenciales y congresuales, y cuando la Junta Central Electoral informa que prácticamente está todo montado para el evento, los tres principales partidos opositores se destapan con un pliego de demandas, algunas inmanejables.
A esta altura del juego pedir la sustitución del director de la Policía Militar Electoral y de 1,510 presidentes y secretarios de Juntas Municipales Electorales, así como la intervención en otras trece juntas electorales, podría incidentar una etapa crítica del proceso que no tiene margen para desvíos.
elCaribe ha defendido editorialmente el derecho de los partidos de oposición a plantear reclamos y ha rechazado que a priori se descalifiquen sus denuncias; incluso, hemos navegado a contracorriente de los que se mofan y tildan de pataleo cualquier exigencia que no provenga del litoral oficial.
Pero esta vez Fuerza del Pueblo, PLD y PRD se extralimitan con algunas exigencias de difícil, por no decir de imposible cumplimiento.
Sin embargo, consideramos atendibles sus peticiones de que les sean entregados los padrones de los programas de accesibilidad Voto en Casa y Voto Penitenciario, los lugares y rutas para dichas votaciones, como también que se les provean acreditaciones a sus delegados.
La JCE tiene que hacer con urgencia los trámites legales que corresponden a dicha comunicación; responderla puntual y rápidamente, para no dar pábulo, como en febrero pasado, a que lo hace con lentitud y parquedad o que se pronuncia a destiempo sobre las denuncias de uso abusivo de los recursos del Estado.
Los miembros del órgano encargado de organizar y administrar las elecciones del día 19, tienen que atender estos reclamos con transparencia, sin mirar para ningún otro lado, solo amparados en lo que les dictan sus propias reglas y leyes, y la Constitución.
Aparecerá quien proclame que el documento de FP, PLD y PRD enrarece el ambiente electoral y hasta le atribuirá intención de arrojar dudas sobre la diafanidad de la votación.
Pero el momento, sin distracciones, es de total respaldo a la Junta Central Electoral y también a los principales actores del certamen, los partidos y sus candidatos, con la esperanza de que sigan expresando conformidad, como hasta ahora lo han hecho, con la forma en que se ha conducido el proceso.
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