Si existe un escenario anual ideal para discursos grandilocuentes y promesas que inevitablemente se las lleva el viento, es el período de sesiones de la ONU. Allí priman la retórica y el eufemismo porque no hay mecanismos prácticos e institucionales para implementar conclusiones.
Lo decimos a propósito de la expresión del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que ayer afirmó: “El pueblo de Haití no puede esperar mucho más”, y abogó por que el Consejo de Seguridad autorice que intervenga una misión multinacional.
La primera reacción de apoyo fue la del presidente Abinader, muy obvia por cierto, porque es exactamente lo que ha venido reclamando. “Apoyamos la enérgica declaración sobre Haití del presidente Joe Biden ante la Asamblea General de la ONU, solicitando al Consejo de Seguridad la aprobación, ahora, de una fuerza multinacional”, exclamó el mandatario dominicano.
Las posibilidades de que tal fuerza pueda ser refrendada en el Consejo de Seguridad son remotas, por ser un tema discutido en varias ocasiones en ese escenario, en la última de las cuales fue objetada por Rusia y China, cuyo poder de veto la descarta.
Para Rusia, en palabras de su embajador adjunto Dmitri Polianski: “La historia demuestra que esas intervenciones extranjeras han hecho más mal que bien en Haití”, mientras para el embajador chino, Zhang Jun: “Parece que van a ser necesarios estudios más profundos antes de llegar a una propuesta viable”.
Los representantes de ambas potencias opinaron así en una reunión del Consejo de Seguridad el 7 de julio pasado.
Lo dicho por Biden es lo que ha venido repitiendo el secretario de Estado Anthony Blinken, incluso en su discurso del 5 de julio en la reunión de jefes de Estado del Caricom: “Apoyamos el llamado del gobierno haitiano de una fuerza multinacional para ayudar a su policía a restablecer la seguridad”.
Sin embargo, según el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, esa ayuda estaría sujeta a que el Consejo de Seguridad apruebe una resolución que avale el despliegue y, además, a que Kenia determine sobre el terreno los recursos que se necesitarían.
Celebramos, sin ilusionarnos, que Biden coincida con Abinader en que “el pueblo de Haití no puede esperar mucho más”, y acompañamos a nuestro presidente en su incesante prédica a la comunidad internacional de que como pueblo pobre que somos, no podemos cargar con las necesidades de los vecinos.
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