La relación entre la humanidad, el medio ambiente y el resto de los seres vivos en nuestro planeta, ha estado marcada por un desequilibrio que ha causado preocupación y descontento en muchas religiones y creencias. Desde una perspectiva teológica, se puede entender que la forma en que tratamos a la naturaleza y a los demás seres vivos tiene ramificaciones que van más allá de lo meramente material.
Dios está molesto, al ver que cada día nos alejamos más de su voluntad.
En muchas tradiciones religiosas, se enseña que el respeto por la creación es una muestra de gratitud y devoción hacia Dios, el Creador. La Tierra y sus seres vivos son vistos como una manifestación de la divinidad y como parte de un plan mayor que merece ser preservado y protegido. Cuando la humanidad descuida el medio ambiente, maltrata a los animales o ignora las necesidades de otros seres, se puede interpretar como una falta de respeto y agradecimiento hacia la creación divina.
Obviamos que el trato irresponsable al medio ambiente y la vida en el planeta, tiene graves consecuencias directas a la salud y el bienestar de las personas. La contaminación, la deforestación, la extinción de especies y otros problemas ambientales impactan negativamente la calidad de vida de la humanidad y en la estabilidad de los ecosistemas que sustentan la vida en la tierra. Estas acciones irresponsables pueden interpretarse como una falta de cuidado y empatía hacia los demás, generando desequilibrios que afectan a toda la creación.
Podemos decir que los huracanes son una creación de Dios, pero el mismísimo señor se pregunta ¿Cómo pueden ser tan avariciosos los humanos que esperan cada año que pasen las tormentas para salir en auxilio de una población a brindarles una supuesta?, ayuda que viene siendo como curar el cáncer de páncreas tomando agua, cuando el problema se puede corregir, fortificando la estructura y los sistemas viales, fortaleciendo la vegetación costera, es una forma de mitigar los impactos de los huracanes y ciclones. Tomando en cuenta lo anterior nos preguntamos ¿ven los gobiernos los fenómenos naturales como un problema que se puede mitigar o como una bendición para hacer préstamos?
Desde la perspectiva teológica, se puede comprender que Dios está molesto con la humanidad porque somos la especie que recibimos todos los recursos sin dar nada a cambio y, aun así, no hemos sido capaces de cuidar tan preciado tesoro.
El SEÑOR es lento para la ira y grande en poder, y ciertamente el SEÑOR no dejará impune (al culpable). En el torbellino y la tempestad está su camino, y las nubes son el polvo de sus pies.
Nahúm 1:3.
Por: Edward Pérez.
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