El Banco Mundial (BM) considera que «poner mucho más énfasis en la reducción de la desigualdad puede tener un impacto muy importante sobre el crecimiento económico y sobre el combate a la pobreza» en Latinoamérica y el Caribe, aseguró el director global de la Práctica Global de Pobreza y Equidad del BM, el mexicano Luis Felipe López-Calva.
«Hablamos de desigualdades territoriales, de desigualdades entre grupos afrodescendientes, indígenas, mujeres y hombres. Ese tipo de desigualdades, si se atacan de manera más proactiva, tiene un impacto sobre la productividad agregada de la economía y, por lo tanto, sobre la reducción de la pobreza», explicó López-Calva en una entrevista con EFE en la capital panameña.
El BM estima que el producto interior bruto (PIB) de Latinoamérica crecerá un 1,8 % en 2024, por debajo del 2,6 % global, cuando la región se enfrenta a riesgos como peores condiciones financieras globales y altos niveles de deuda local que pueden tener un efecto en la demanda privada y en el ritmo de necesaria consolidación fiscal.
El avance en la lucha contra la pobreza
López-Calva tildó de «muy importante hacer ver» el avance de la región en las últimas décadas «en términos de la reducción de la pobreza», e «insistir en que buena parte de este logro ha sido vía crecimiento económico», si bien Latinoamérica y el Caribe no ha logrado las tasas de expansión económica que requeriría y sigue enfrentando el «gran obstáculo de la desigualdad».
Puso como ejemplos a Chile, cuyos ingresos desde 1980 hasta la actualidad crecieron «en casi 210 % y la pobreza la logró reducir hasta el 5 %», o Panamá, que en 34 años contados desde 1989 pasó de una tasa «de 50 % a 12,9 % de pobreza».
Sin embargo, en Panamá «en la zona urbana la pobreza es menos del 5 % y en las zonas rurales está arriba del 30 %. Y si nos vamos a las poblaciones indígenas puede ser mayor al 70 %», agregó al señalar el lastre de la desigualdad.
Abatir la desigualdad
Para abatir la desigualdad se pueden ejecutar «acciones focalizadas de inversión en la provisión de servicios sociales» en las áreas afectadas, «lo cual tendría un impacto en la productividad de estas regiones, de estos hogares, pero en la economía en su conjunto, afirmó el directivo del Banco Mundial.
También «invertir en el capital humano, porque la inversión que viene requiere de cierto capital humano, e invertir en la conectividad que reduzca las desigualdades territoriales».
«Todo esto también requiere una acción muy decidida en la calidad del empleo, cómo podemos hacer que los empleos que se generan sean empleos de calidad», para lo cual «hay que pensar integralmente la política fiscal, la política de protección social y las políticas de crecimiento económico».
López-Calva citó que tras la pandemia, «en promedio para Latinoamérica y el Caribe los salarios hoy son 5 % menores de lo que eran antes» de la emergencia sanitaria global.
La situación actual de la pobreza
Actualmente, tras el choque de la pandemia del coronavirus y en medio de las crisis internacionales, uno de cada cuatro personas en América Latina y el Caribe se considera pobre – con la línea de pobreza de 6,85 dólares por día por persona que utiliza el Banco Mundial para países de este nivel de ingresos – y uno de cada tres está en vulnerabilidad de caer en pobreza, precisó López-Calva.
«Este número es para toda la región (pero) hay una gran heterogeneidad, y ciertamente en los países andinos y en Centroamérica, especialmente en el norte centroamericano, es donde todavía se observa las tasas más altas de pobreza», señaló.
Así, está el caso de Chile con un 5 % de pobreza, México con alrededor del 20 % y los países del norte de Centroamérica, (Honduras, Guatemala y El Salvador) que tienen niveles cercanos a entre el 40 % y el 50 %, precisó.
A esta situación de la pobreza en la región han contribuido las crisis por la pandemia de 2020 y las actuales, como la guerra en Ucrania y el cambio climático, además de los problemas estructurales.
«Hemos perdido alrededor de 4 años en términos del avance de la reducción de la pobreza. Esto (la lucha contra la pobreza) se ha vuelto mucho más complicado a partir de la pandemia, que fue un choque muy importante que no solamente tuvo consecuencias transitorias» por su efecto mismo, «sino que destruyó capital humano, capital productivo», dijo López-Calva.
En este contexto y «en la narrativa de la reducción de la pobreza del Banco Mundial, estamos insistiendo en que lo que tenemos que hacer es incorporar productivamente a los hogares en pobreza e invertir en su capacidad productiva de manera que la reducción de la pobreza sea sostenida en el tiempo», abundó.